Actualmente, la compañía navarra, Muxunav, se halla inmersa en el lanzamiento de la segunda generación de sus portaetiquetas digital, con el que el usuario final podrán realizar pagos contactless en la máquina de vending a través de un código QR. Una vez escaneado, el código redirige a una pasarela de pago que incluye Bizum, la fórmula de pago por antonomasia en la época actual.

En 2020, el peor año registrado para cualquier industria, España contaba con 370.000 máquinas expendedoras implementadas por todo el territorio. La mayoría de ellas, debido a los grandes cambios tanto en los hábitos de consumo como en la sociedad en general, son de la nueva generación de máquinas automáticas: más tecnológicas, digitalizadas y eficientes. Sin embargo, no podemos negar que otra parte del parque de máquinas hace referencia a las primeras generaciones, a la concepción de vending más tradicional en la que la interfaces y las grandes pantallas táctiles son en realidad el cuadro de botones.

Porque la realidad es que aún muchos negocios están reticentes a abrazar esas nuevas máquinas inteligentes cuando aún su clásica máquina funciona. El temor al desembolso y a no amortizar las nuevas inversiones tienen una clara consecuencia en el feedback del consumidor, que no será amigable, desde luego.

Aunque la primera opción debería ser renovar el parque de máquinas con las nuevas máquinas automáticas que van lanzándose al mercado, las de la primera generación que aún quedan dando servicio, pueden alargar un poco más su vida útil. Además,  ¿qué ocurre si el dueño del negocio no tiene el presupuesto necesario para este cambio? La respuesta nos la ofrece Muxunav, que en el marco de la pasada edición de B-Venture, el evento organizado por EL CORREO junto al Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco, entre otras entidades, explicó su fórmula para abaratar los costes en el proceso de hacerse con máquinas de vending más innovadoras: digitalizar las ya instaladas.

La firma sustituye el panel que contiene los botones y conecta la máquina de vending a Internet para que esta ya pueda funcionar por telemetría.

Su andadura en este ámbito se remonta a 2013, cuando la compañía empezó a reemplazar algunos paneles (de botón) por otros con etiquetas iluminadas o con movimientos para captar la atención del usuario final. Eso les abrió la puerta al sector del vending, y demostrar las posibilidades que brinda la tecnología para mejorar la gestión y rentabilizar las máquinas; sobre todo, la oportunidad de la apuesta contactless.

Se dieron en cuenta, entonces, de que esas máquinas que se quedan obsoletas, no se cambian, sino que siguen dando un servicio que ya no se adapta al perfil del usuario. La tradición española de no cambiar de producto si este funciona, a pesar de no adaptarse ya a las nuevas demandas. En el caso del vending, esto se traduce en más costes y en la pérdida de posibles ventas: mayores costes de personal técnico para comprobar in situ los parámetros de la máquina, y pérdida de ventas porque muchos usuarios esperarán encontrar en la expendedora opciones de pago más digitales (al ser más inusual llevar consigo dinero en efectivo).

La adaptación: incrementar las ventas hasta en un 32%

Esa adaptación, es decir, la instalación y configuración del módulo que alberga la CPU, según explican desde la compañía, se produce en una media de diez minutos; ni siquiera hay que trasladar la máquina: Tal y como detallan Antonio Torres y Roberto Ducay, responsables de Muxunav, solo hay que tocar el portaetiquetas, por lo que, quien vea la máquina expendedora, únicamente notará que se ha reemplazado el portaetiquetas por un portapantallas.

Este cambio estético puede ofrecer, de entrada, un aumento de las ventas: los usuarios se sienten atraídos por la tecnología; los consumidores actuales provienen de una generación de pantallas. Según comentan desde la firma, este incremento puede llegar hasta el 32% de los ingresos.

Una vez actualizada, se puede tener un acceso inmediato a la información generada por la máquina.

Preparar las máquinas para el TicketBai

Por otro lado, aunque su entrada en vigor varía dependiendo de la zona geográfica del país, el año que viene será oficial la obligatoriedad de emitir las facturas con TicketBai, y para Muxunav, esta normativa supone una oportunidad, pues su sistema permite enviar dichos datos de facturación en el formato requerido.

Ellos ejemplifican que, al menos en el País Vasco, la mayoría de las máquinas de vending aún no funcionan con ese formato, por lo que los dueños de las mismas deberán empezar a plantear ya soluciones para adaptarse a la legislación. Por su parte, ya han entrado en la plataforma de pruebas de las haciendas forales para asegurar que su solución es óptima.

Segunda generación de portaetiquetas digitales: la inclusión de Bizum

Actualmente, Muxunav se encuentra cargando motores para la presentación de su segunda generación de portaetiquetas digital, que permitirá al usuario pagar a través de su móvil. El pago es completamente contactless y se realiza tras generar un código QR. Al escanearlo, el usuario accede a las plataformas de pago, entre las que se incluyen la famosa Bizum.

El sistema de pago habitual no se anula, se complementa con los pagos digitales, de forma que el consumidor que aún desee realizar el pago en efectivo, podrá hacerlo. Además, la compañía expone que a través de ese Código QR también quieren que el usuario pueda hacer la selección de producto, como ocurre en las nuevas máquinas automáticas y en muchos establecimientos horeca.

Por ahora, la firma se dirige a gestores y operadores de máquinas expendedoras de tabaco y bebidas, que son las que cuentan generalmente con estos panales con botones ‘de marca’. No obstante, a medio plazo, también adaptará su oferta a las que disponen de un teclado numérico (los clásicos del vending tradicional de alimentación y máquinas refrigeradas).

El evento B-Venture se celebró en el Palacio Euskalduna a finales de octubre, y estuvo organizado el por EL CORREO con el patrocinio del Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco, la agencia de desarrollo SPRI, la Diputación foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao, entre otras entidades.